Cada vez toma más fuerza los biocombustibles como reemplazante del petróleo. Las causas han de encontrarse en el hecho de que el petróleo ha llegado a un precio astronómico, entonces se ha decidido en lugar de reducir el consumo de combustibles y reemplazarlos por energía no combustible como puede ser la eólica, solar o hídrica.
A primera vista esto es una oportunidad para nuestro país, la Argentina, ya que si se incrementa la demanda de productos como por ejemplo el maíz, esto haría que el precio del consumo y la cosecha de este aumenten, produciendo más ganancias y más ventas. Además del enriquecimiento de los terratenientes, que no es lo que nos interesa, esto brindaría más fuentes de trabajo para los argentinos, y además aliviaría el efecto invernadero.
Si se lo mira más atentamente, lo que podría ocurrir si se sembrase más maíz es una disminución del territorio dedicado para otros cultivos como puede ser el trigo, esencial para producir pan. De esta manera, bajaría la oferta de trigo y al ser la demanda de pan estable aumentaría el precio de este producto con las consecuencias que todos conocemos: mayor pobreza.
La gira del presidente Bush a la región esta muy relacionada a impulsar los biocombustibles. El uso irracional del suelo para la producción de biocombustibles puede traer más dolores de cabeza que beneficios en el largo plazo. La solución propuesta es el desarrollo de otras fuentes de energía no combustible y renovables, y posteriormente una reducción el los países del primer mundo de la contaminación por un consumo irracional. Solamente así lograremos el objetivo último que es disminuir el efecto invernadero, y llevar a la temperatura a su nivel histórico. El biocombustible es una solución a corto plazo que esperemos no pase de estos primeros años de transición a la producción de energía limpia.
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